ANARQUISMO POSTESTRUCTURALISTA UNA ENTREVISTA CON TODD MAY POR REBECCA DEWITT
Resumen: Jaime Ernesto Vargas-Mendoza
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Desarrollé esta entrevista con Todd May vía e-mail en Octubre del 2000.
Como una filosofía política, el anarquismo está comprometido con la
transformación de la sociedad, aún cuando, el anarquismo es a menudo descuidado
por la mayoría de las tendencias políticas y filosóficas. En un intento por
situarlo dentro del pensamiento filosófico contemporáneo y al mismo tiempo
pensarlo críticamente, Todd May ha creado lo que llama anarquismo
postestructuralista. Mediante la inserción del postestructuralismo francés en el
anarquismo, May ofrece una nueva filosofía política con la cual analizar nuestro
mundo.
El anarquismo postestructuralista es una combinación de anarquismo y filosofía
postestructuralista (el trabajo de Foucault, Lyotard y Deleuze). ¿Qué es lo
esencial de estas filosofías políticas que hace posible su combinación?
Como yo lo veo, el vínculo esencial entre el anarquismo y el postestructuralismo
de Lyotard, Deleuze y especialmente Foucault, es la negativa a que haya algunos
puntos centrales en los cuales el cambio político puede o debe producirse.
Para Marx, el cambio político es un asunto que hace a la toma de los medios de
producción; para los liberales, esto descansa en la regulación del Estado. Lo
que los anarquistas niegan (al menos en parte de sus escritos, la parte que yo
rescato para apoyarme) es que exista un simple punto arquimédico para el cambio.
Comoquiera que el poder está en todas partes, la necesidad de crítica y
reflexión política está también en todas partes, no sólo en el nivel del Estado
o
¿Después de este proceso de fusión queda algo del anarquismo?
Yo creo que sí lo hay. Si es correcta mi propuesta, lo que el anarquismo provee
al postestructuralismo es un gran armazón dentro del cual situar sus análisis
específicos. Es otro armazón, para ser preciso, del tradicional. Esto no ha
cambiado por el postestructuralismo. Pero esta nueva armadura que yo trato de
articular puede ser nueva para muchos postestructuralistas, que resisten la idea
de un gran sistema totalizador.
¿Cómo reconcilia el anarquismo, que a menudo se auxilia con principios políticos
unificadores (como anti-capitalismo/posiciones estatales) con el pensamiento
postestructuralista, que ve al poder como una red interconectada, antes bien que
un sistema al que oponerse?
Considerando la idea de los sistemas totalizadores, este es seguramente el caso
de una gran parte de la idea anarquista, tanto en su práctica como en su teoría,
fija sus objetivos en el capitalismo y el Estado. Mi libro sugiere que no
miremos en esos dos lugares para enceguecernos a nosotros mismos sobre el lugar
de operación del poder. Si el capitalismo y el Estado fueran los únicos
culpables, entonces su eliminación por sí misma nos abriría la puerta a la
sociedad utópica. Pero debemos tener recelo de las soluciones fáciles. Una de
las lecciones de la lucha contra el racismo, la misoginia, los prejuicios sobre
gays y lesbianas, etc., es que el poder y la opresión no son reductibles a un
solo lugar y a una operación singular. Necesitamos entender al poder no sólo
operando a nivel del Estado y el capitalismo, sino a través de las prácticas que
conducen nuestras vidas.
En su libro, la filosofía política es tomada en términos de articulación de “la
discordancia entre el mundo como es y el mundo como es percibido. Cuando esta
discordancia no se encuentra ya presente, esta filosofía política particular se
vuelve obsoleta, tanto sea que ocurra esto porque el mundo ha cambiado o porque
los objetivos han sido realizados. Usted da el ejemplo de la revolución
comunista donde, una vez que los objetivos de la revolución fueron alcanzados,
la filosofía política que describía ese cambio se volvió obsoleta y por lo tanto
una nueva filosofía política es necesaria para avanzar. ¿es la filosofía
política un proceso en el cual estamos constantemente rehaciendo nuestra visión
del mundo y lo que queremos?
La idea que estoy tratando de expresar en el libro es que la filosofía política
es motivada por una discordancia entre cómo piensa la gente que debe ser el
mundo y como lo encuentra, ¿por qué pensar acerca de la filosofía política, a
menos que haya un problema que necesite ser encausado? Y ese problema para la
filosofía política, es que el mundo está lejos de ser como uno piensa que
debería.
Que la filosofía política sea un constante proceso es algo que no estoy seguro
cómo responder. No veo ninguna razón en principio para que lo sea, aun cuando
pueda ocurrir así. La pregunta acerca de si la filosofía política es un proceso
en que constantemente nos rehacemos está atado a la pregunta de qué calidad de
derechos humanos naturales tenemos y en qué clase de medio ambiente nos
encontramos. Mientras que en cualquier parte del libro yo niego que exista algo
interesante para decir acerca de la naturaleza humana, todo esto se cae frente
al medio ambiente. Pero quién sabe cómo pueda cambiar el medio ambiente, y que
clase de preguntas surgirán entonces para nosotros.
Para el anarquismo postestructuralista, el poder es a la vez creativo y
destructivo. En contraste, la justificación anarquista tradicional de su propia
existencia –que los humanos son esencialmente buenos y que son las instituciones
del poder el mal del que necesitamos desembarazarnos- caracteriza al poder como
malo. ¿Cómo cambia el concepto anarquista del poder con el aporte
postestructuralista?
Mientras [los anarquistas] poseen una distinción en dos partes: poder (malo) vs.
naturaleza humana (buena), yo distingo en cuatro partes: el poder creativo/ el
poder represivo y malo/bueno. Yo no tomo al poder creativo como necesariamente
bueno, ni al represivo como necesariamente malo. Esto depende más bien de qué es
creado o reprimido, la evaluación ética es independiente de qué clase de poder
esté involucrado. Esto es por lo cual resulta tan importante tener claridad en
una visión ética –una cuestión en la cual muchos pensadores postestructuralistas
son indiferentes-, pero uno no resuelve el problema ético suponiendo una
naturaleza humana buena y diciendo luego que está entonces capacitada para
florecer. Hay demasiada evidencia acerca de la idea de una naturaleza humana
esencialmente buena (o una esencialmente mala) para que ese reclamo sea hecho.
Uno no puede sustraerse a un juicio ético sobre la naturaleza humana, pero en su
lugar debe desarrollar los medios éticos socialmente necesarios para que
nuestras vidas puedan desenvolverse.
Usted establece que “debemos abandonar (en su mayor parte) la idea de una clara
demarcación entre filosofía política y programa político [...] así como uno se
mueve desde el análisis y tras sugestiones para intervenir, uno pasa de la
filosofía a la programática”. Muchas filosofías políticas se muestran incapaces
de pasar a la intervención política y cuando es necesario, repensar teóricamente
esa intervención. La tensión dialéctica entre el mundo como es y lo que
visionamos es muchas veces destruida por la consolidación en el poder de una
idea o un partido político. El anarquismo brega por una democracia directa o un
federalismo para garantizar que esto nunca ocurra, pero ¿ es la vida de una
filosofía política capaz de sobrevivir a la programática?
Debemos tener en mente que el anarquismo que estoy tratando de delinear fuera de
la tradición, puede no ver a la democracia directa como la respuesta a todos los
problemas políticos (de otro modo el anarquismo podría ser otra estrategia
filosófico política). Dicho esto, su pregunta subsiste, desde que uno desearía
saber que pasa con la filosofía política cuando es puesta en práctica.
Ciertamente, resta algo de la imagen que traté de desarrollar: la idea de que
necesitamos investigar siempre las relaciones de poder que surgen en varias
prácticas y darles la evaluación ética correspondiente; esto es, para
preguntarnos si es ésta aceptable o no. En la óptica que yo defiendo, desde que
nunca sabemos desde el principio que clase de poder trabaja, necesitamos siempre
investigar cómo opera, de modo de ver a qué conduce y qué esta creando, y
necesitamos hacernos siempre la pregunta acerca de si lo encontramos éticamente
aceptable.
¿A quién atribuir la construcción de la programática?
Quien construirá el programa, ciertamente no los filósofos (¡Dios nos libre de
esto!). Esta idea, espero, no volverá a ser tomada seriamente, ni siquiera por
los filósofos. La única respuesta a QUIÉN debe construir el programa –o al menos
debe estar incluido en su construcción-, es que son aquellos que se encuentran
afectados por la situación y por los cambios propuestos. Ahora, puede ser otra
manera de decir “el pueblo”, pero limita un poco las cosas. Por ejemplo, tendré
poco para decir sobre cómo los gays y lesbianas deberían ser tratados en
sociedad (por ejemplo: debieran ser admitidos en la categoría de matrimoniable o
deberían ellos poner en cuestión el matrimonio en sí mismo). Esto, me parece a
mi, está abierto para ellos, mi rol es el de apoyarlos en sus elecciones.
Su concepto anarquista de poder es caracterizado como uno, en el que [este
poder] “coagula en ciertos puntos y es reforzado a lo largo de ciertas líneas”,
y por tanto, puede ser accesible a la idea de reforma, porque ciertas reformas
en ciertos puntos pueden resultar en revolución. ¿Hay lugar para la revolución
en el anarquismo postestructuralista?
El término revolución me supone una trampa. A veces pareciera referir a un punto
clave en que cambia de mano el poder en la sociedad. Usado de este modo, el
término revolución parece implicar una estrategia filosófico-política. Pienso
que es mejor evitarlo. Cuando las cosas cambian suficientemente como resultado
de una intervención política, entonces tenemos una revolución. Así, la
distinción entre reforma y revolución no debería ser el remanido de “mera
reforma” vs. “verdadera revolución”. En su lugar la pregunta debiera dar cuenta
de cuánto y cuán profundo es el cambio. De hecho, yo creo que el término es
usado muchas veces como un cartel, una marca de nuestro radicalismo, y una forma
poco precisa de distinguirnos del liberalismo. De este modo, ocultamos el
problema acerca del cual debemos preguntarnos: ¿qué es lo que necesita cambiarse
y cómo necesita ser cambiado? Cuando nos preguntamos esta cuestión más concreta
(sí, un filósofo diría, que una cierta jerga está ocultando nuestra posibilidad
de ver lo concreto), entonces estamos en el camino correcto. La cuestión acerca
de si revolución o sólo reforma desaparece.
¿Qué es
Desde que es la acción la convocada, ud. ofrece sugerencias acerca de cómo el
anarcopostestructuralismo puede ser puesto en práctica. Esto incluye:
experimentación, situación de la libertad, valoración de los discursos de los
sometidos, y el intelectual como un participante en la práctica teórica, antes
que un líder político. ¿Puede decirme como ud. y otras personas activas
políticamente pueden poner en práctica estas líneas-guía?
Es difícil practicar mucho cualquier política en Carolina del Sur. Tan sólo para
puntualizar en la dirección correcta, cómo vivo yo este asunto, esto incluye mi
actividad a favor de gays y lesbianas (yo fui consejero universitario para el
grupo gay-lésbico por seis o siete años); mis clases (trato de rechazar la idea
de una “naturaleza humana innata” en mis cursos, experimento con ideas
contemporáneas, incluyo en mi bibliografía trabajos ignorados, a menudo con un
giro político, frecuentemente sitúo los problemas estudiados en el contexto que
he desarrollado en el libro), y en lo familiar (tratando de ver los efectos del
poder sobre la vida de mis chicos y sus actitudes, y ofreciéndoles
alternativas).
Si yo debo aproximarme a la cuestión desde el punto de vista de, digamos,
alguien que vive en un área urbana de los EEUU, debiera entonces puntualizar la
necesidad de comprender y participar en luchas contra el racismo, el sexismo,
Muchos anarquistas sienten que es imperativa la creación de una cultura
intelectual pública y en esto, crecientemente, la universidad no es un lugar que
promueva la libertad intelectual, para no mencionar el pensamiento político
¿cuál es su experiencia?
Estoy de acuerdo en que
¿Puede ud. responder a los críticos que acusan a la teoría postestructuralista
(al posmodernismo en general) como un ejemplo de lenguaje altamente
especializado, abstracto y oscuro que está alienando a mucha gente y no alienta
el conocimiento fuera de un departamento de graduados?
Culpable de la acusación. Pero no puede ser atribuido exclusivamente a los
postestructuralistas y posmodernistas. Es un problema general que cruza las
humanidades y a las academias. Nosotros hablamos a uno y a otro bastante más que
con aquellos fuera de nuestro círculo inmediato. Hay un buen número de razones
para esto: presiones para publicar, la historia de un anti-intelectualismo en
los EEUU, etc., pero también nosotros contribuimos adoptando esta jerga. He
tratado de desprenderme de esta jerga tanto como he podido, y espero que mi
libro anarquista, aunque difícil, este finalmente despojado de jergas. Pero lo
que tú estás puntualizando es un problema para todos los académicos, y sólo
sirve para marginarnos aún más.
Dado que “el conocimiento como otros tópicos, es la materia de la lucha y de la
dominación” y que las tendencias académicas oscilan entre publicar o perecer,
por un lado, y los análisis de costos, ¿cómo escapa el posestructuralismo de ser
justamente otra mercancía?
Mucho del discurso posestructuralista es, por supuesto, como otros discursos
académicos, en ese sentido reproduce el discurso académico corriente de ideas
sobre costo-beneficio en el modelo consumista que domina habitualmente la
academia. Pienso que los cambios vendrán no sólo a través de las ideas por sí
mismas, especialmente en las academias, que las producen a chorros. La verdadera
pregunta es, me parece, ¿la gente está viviendo de acuerdo a estas ideas o acaso
sólo las toma como ideas alejadas de su cotidianeidad?
Perspectives on Anarchist Theory - Vol. 4, No. 2 - Fall 2000
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En caso de citar este documento por favor utiliza la siguiente referencia: Vargas-Mendoza, J. E. (2009) Anarquismo postestructuralista. Resumen. México: Asociación Oaxaqueña de Psicología A.C. En http://www.conductitlan.net/anarquismo_postestructuralista.html |
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Última actualización 1 de enero del 2009
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